Una incomodidad que saca de lugar al
pensamiento. Desestructuración. Molestias, in-conformidad de las formas,
malestar. Sacudirse de “ciertas cosas”
El sentido común. Lo presupuesto, lo común
establecido.
¿Hábito o lo que habito?
Acción de la lectura, acción de escritura.
Reescribir, intervenir el texto. Liberarse de lo reglado, liberación gramatical
que desbarata. La regla y la lógica. La regla como lo que intercepta, la lógica
como lo que interviene. La lógica nos provee de espacio donde movernos, esta
investida de una opacidad, tiene la libertad de la incomodidad. Puede ser
atravesada por distintos pensamientos, no determina ninguna certeza.
“La novedad, lo desconocido incomoda” Dice otra
voz: “Alojar lo desconocido aun como conocido” Intemperie, dejarse atravesar. Albergar,
alojar las confusiones.
Escribe
Talens: “Lo que digo no significa que, en el futuro, no haya formar artística
alguna. Solo significa que habrá una nueva forma de arte, y que esta forma será
de tal género que permita el desorden, y que no intentara decir que el desorden
es, en el fondo, algo distinto (…) Encontrar una forma que contenga la
confusión es, en la actualidad la tarea del artista”
Provocar el pensamiento. Desarmar ese cuerpo de ideas, desarmar al “profesor
titular”, desarmar porque el discurso no pertenece a nadie, desarmar porque como
diría Beckett: « ¿Qué importa quién habla?».
“En la gramática duerme el poder” “En el acto
de deconstruir, se ingresa en la lógica de opacidades” El sentido que se
escapa. “Voy despacio” Vociferar sin significar, deducir mojado.
“Redacta y deconstruye” Deconstrucción
hacia lo imprevisible, potencia de la razón poética, lugar de la creatividad.
Lo neutro como ambigüedad. Necesidad de desbaratar los
dispositivos de psicoterapia de grupos. Lugares fijos, astucia y picardía.
Estrategia, artificio, ardid gramatical. ¿El alcohólico o aquel habitado por lo
alcoholizado? ¿Cómo acontece lo alcoholizado? ¿Cómo transcurre en los cuerpos?
¿Figuras que hacen
estación en el cuerpo?
La figura de la obligatoriedad que ocupa los cuerpos,
costados de existencias tomados, domados por la legalidad. ¿Tomados por cumplir
con la obligatoriedad? ¿Tomados por la pasión de saber?
Huella. ¿Cómo reconocer lo diferente en el trajín diario?
¿Cómo se marca la singularidad? Ilusión.
Lo
indecidible. En lo uniforme aparece la decisión. Se toma una decisión,
ramillete de atribuciones, signos que permiten distinguir. Y ahora, ¿Cómo
distinguir? De repente interviene una decisión, algo de la juega. La encanta la
decisión.
“Estamos
nacidos de esos gustos” La decisión se la juega. La decisión de amar.
Memoria.
Nos pertenece siendo que le pertenecemos. ¿Cómo vivir sin esas ideas, de
propiedad, representación, identidad? Sin la idea de Yo. Escribe Camus: “Crecí en el mar y la
pobreza me fue fastuosa; luego perdí el mar y entonces todos los lujos me
parecieron grises, la miseria intolerable. Aguardo desde entonces. Espero los
navíos que regresan, la casa de las aguas, el día límpido. Aguardo
pacientemente pues soy civilizado con todas mis fuerzas. La gente me ve pasar
por las hermosas calles; admiro los paisajes, aplaudo como todo el mundo,
estrecho la mano de los conocidos, más no soy yo quien habla. Se me alaba, yo,
mientras tanto, sueño un poco; se me ofende, y apenas me asombro. Luego lo
olvido y sonrío a quien me ha ultrajado o saludo con demasiada cortesía a quien
amo. ¿Qué hacer si no tengo memoria para una sola imagen? Por último se me
exige que diga quién soy. “Nada todavía, nada todavía…”
¿Cómo vivir sin estas ideas cuando la ciudad está
gobernada por la propiedad? Escribe
Talens: “El ser mismo es solo el producto de un tener. ¿Qué queda si todo ese
montaje se viene abajo?” (…)
La memoria nos
tiene, nos empuja, nos inunda con vivencias, deseo de hablar, de pensar, nos
asalta, la sensibilidad es asaltada, el cuerpo tiembla, el cuerpo vive en
solitario ese recuerdo.
Escribe Zambrano: “Hablamos porque algo nos apremia y el
apremio llega de fuera, de una trampa en que las circunstancias pretenden
cazarnos, y la palabra nos libra de ella. Por la palabra nos hacemos libres,
libres del momento, de la circunstancia apremiante e instantánea. Pero la
palabra no nos recoge, ni por tanto, nos crea y, por el contrario, el mucho uso
de ella produce siempre una disgregación; vencemos por la palabra al momento y
luego somos vencidos por él, por la sucesión de ellos que van llevándose
nuestro ataque sin dejarnos responder. Es una continua victoria que al fin se
transmuta en derrota…”
Escribe Malewitsch: El conocimiento, al igual que el ser, no es más que un nombre, y los hombres estiman que este nombre es una realidad de la vida, una realidad que, en el fondo, no es más que una convención, suposición, opinión (…) Para crear un mundo real los hombres han dado nombres a los desconocido. De este modo, lo desconocido se ha convertido en realidad para ellos (…) Sin embargo ¿podemos decir que un nombre sea una verdadera realidad? Creo que no. El conocimiento jamás conocerá lo que cree poseer de la misma forma que el hombre que tiene un nombre jamás sabrá si su nombre corresponde verdaderamente a su ser. Toda la existencia humana está basada en definiciones convencionales”
¿Qué soy sin
la mirada que mira? ¿Qué soy sin la historia que me relata? ¿Soy silencio?
Escribe Beckett: “Seré yo, será el silencio, allí donde estoy, no sé, no lo sabré nunca,
en el silencio no se sabe, hay que seguir, voy a seguir”
En el silencio
no se es, en el silencio se esta no siendo. Hay un silencio, el de estar en la
memoria, estar con el ausente. ¿Cómo se esta no siendo? “Vivir siendo otro, ese
otro que habla en él, lee en sus pensamientos escritura de otro”
Arrogante
seria creer que inauguramos algo. Palabras que ha dicho otro, palabras que
alguna vez uno quiso escuchar. ¿Cuántos amores se necesitan para un amor? Escribe Camus: “El amor es
inevitable, es el reconocimiento de lo inevitable”
La felicidad, estalla
como ilusión. La ilusión que nos posee, habita cuerpos, ella tiene forma de
felicidad, de dicha. El amor que nos toma con sus gestualidades, sus tonos, se construye
como ilusión. ¿La ilusión nos tiene
engendrándonos? La ilusión nos hace nacer, nacemos muchas veces. “Después de lo
tormentoso no salimos igual, nacimos de la tormenta, nacemos cada vez que nos
arrastra con ella”.
Así, nacido en
una inquietud, se nace a una promesa, a la promesa de estar en la vida.
Esperar, esperar el nacimiento hasta el último momento. Nacemos ya habitados,
habitados por el acontecimiento de nacer habitados y hablantes. Se dialoga con
una ausencia, en el dialogo siempre hay momentos de soledad.
Jacques Ancet.
¿Qué es escribir? Expresar algo que se ha vivido, sentido, experimentado. Algo
que se tiene. Escribe Zambrano:
“Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota
desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que
precisamente por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un
descubrimiento de relaciones entre ellas (…) es una soledad que necesita ser
defendida, que es lo mismo que necesitar de una justificación. El escritor
defiende su soledad, mostrando lo que en ella y únicamente en ella se
encuentra”Dice Beckett: “No se trata de una escritura que declare su fracaso, sino de una escritura que se construya alrededor de ese fracaso con un lenguaje que es también impotencia y fracaso".
¿Se usa al lenguaje? ¿Dónde está lo imprevisto? Lo imprevisto nació sostenido por los cuerpos. La lengua hace nacer un quién que vive, siente, experimenta. La lengua habla sola, necesita de una voz hablante. La voz se vuelve humana porque la voz la encanta humana. Las criaturas hablantes han nacido de una lengua, de una modulación, su ritmo y encantamiento. Somos hijos de un ritmo hablante, la musicalidad nos ha hablado.
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