martes, 15 de abril de 2014

PUNTEO PRACTICO 3 / G

Una incomodidad que saca de lugar al pensamiento. Desestructuración. Molestias, in-conformidad de las formas, malestar.  Sacudirse de “ciertas cosas”
El sentido común. Lo presupuesto, lo común establecido.
¿Hábito o lo que habito?
Acción de la lectura, acción de escritura. Reescribir, intervenir el texto. Liberarse de lo reglado, liberación gramatical que desbarata. La regla y la lógica. La regla como lo que intercepta, la lógica como lo que interviene. La lógica nos provee de espacio donde movernos, esta investida de una opacidad, tiene la libertad de la incomodidad. Puede ser atravesada por distintos pensamientos, no determina ninguna certeza.
“La novedad, lo desconocido incomoda” Dice otra voz: “Alojar lo desconocido aun como conocido” Intemperie, dejarse atravesar.  Albergar, alojar las confusiones.
Escribe Talens: “Lo que digo no significa que, en el futuro, no haya formar artística alguna. Solo significa que habrá una nueva forma de arte, y que esta forma será de tal género que permita el desorden, y que no intentara decir que el desorden es, en el fondo, algo distinto (…) Encontrar una forma que contenga la confusión es, en la actualidad la tarea del artista”
Provocar el pensamiento. Desarmar  ese cuerpo de ideas, desarmar al “profesor titular”, desarmar porque el discurso no pertenece a nadie, desarmar porque como diría Beckett: « ¿Qué importa quién habla?».
“En la gramática duerme el poder” “En el acto de deconstruir, se ingresa en la lógica de opacidades” El sentido que se escapa. “Voy despacio” Vociferar sin significar, deducir mojado.
“Redacta y deconstruye” Deconstrucción hacia lo imprevisible, potencia de la razón poética, lugar de la creatividad.
Lo neutro como ambigüedad. Necesidad de desbaratar los dispositivos de psicoterapia de grupos. Lugares fijos, astucia y picardía. Estrategia, artificio, ardid gramatical. ¿El alcohólico o aquel habitado por lo alcoholizado? ¿Cómo acontece lo alcoholizado? ¿Cómo transcurre en los cuerpos?

 ¿Figuras que hacen estación en el cuerpo?

La figura de la obligatoriedad que ocupa los cuerpos, costados de existencias tomados, domados por la legalidad. ¿Tomados por cumplir con la obligatoriedad? ¿Tomados por la pasión de saber?

Huella. ¿Cómo reconocer lo diferente en el trajín diario? ¿Cómo se marca la singularidad? Ilusión.
Lo indecidible. En lo uniforme aparece la decisión. Se toma una decisión, ramillete de atribuciones, signos que permiten distinguir. Y ahora, ¿Cómo distinguir? De repente interviene una decisión, algo de la juega. La encanta la decisión.

“Estamos nacidos de esos gustos” La decisión se la juega. La decisión de amar.

Memoria. Nos pertenece siendo que le pertenecemos. ¿Cómo vivir sin esas ideas, de propiedad, representación, identidad? Sin la idea de Yo. Escribe Camus: “Crecí en el mar y la pobreza me fue fastuosa; luego perdí el mar y entonces todos los lujos me parecieron grises, la miseria intolerable. Aguardo desde entonces. Espero los navíos que regresan, la casa de las aguas, el día límpido. Aguardo pacientemente pues soy civilizado con todas mis fuerzas. La gente me ve pasar por las hermosas calles; admiro los paisajes, aplaudo como todo el mundo, estrecho la mano de los conocidos, más no soy yo quien habla. Se me alaba, yo, mientras tanto, sueño un poco; se me ofende, y apenas me asombro. Luego lo olvido y sonrío a quien me ha ultrajado o saludo con demasiada cortesía a quien amo. ¿Qué hacer si no tengo memoria para una sola imagen? Por último se me exige que diga quién soy. “Nada todavía, nada todavía…”
 ¿Cómo vivir sin estas ideas cuando la ciudad está gobernada por la propiedad? Escribe Talens: “El ser mismo es solo el producto de un tener. ¿Qué queda si todo ese montaje se viene abajo?” (…)

La memoria nos tiene, nos empuja, nos inunda con vivencias, deseo de hablar, de pensar, nos asalta, la sensibilidad es asaltada, el cuerpo tiembla, el cuerpo vive en solitario ese recuerdo.
Escribe Zambrano: “Hablamos porque algo nos apremia y el apremio llega de fuera, de una trampa en que las circunstancias pretenden cazarnos, y la palabra nos libra de ella. Por la palabra nos hacemos libres, libres del momento, de la circunstancia apremiante e instantánea. Pero la palabra no nos recoge, ni por tanto, nos crea y, por el contrario, el mucho uso de ella produce siempre una disgregación; vencemos por la palabra al momento y luego somos vencidos por él, por la sucesión de ellos que van llevándose nuestro ataque sin dejarnos responder. Es una continua victoria que al fin se transmuta en derrota…”

¿Qué soy cuando no soy ese nombre que me nombra? La voz que le da vida a ese nombre. Palabras que viven de sus hablantes, como ellas de las palabras. He aquí un lazo.
Escribe Malewitsch: El conocimiento, al igual que el ser, no es más que un nombre, y los hombres estiman que este nombre es una realidad de la vida, una realidad que, en el fondo, no es más que una convención, suposición, opinión (…) Para crear un mundo real los hombres han dado nombres a los desconocido. De este modo, lo desconocido se ha convertido en realidad para ellos (…) Sin embargo ¿podemos decir que un nombre sea una verdadera realidad? Creo que no. El conocimiento jamás conocerá lo que cree poseer de la misma forma que el hombre que tiene un nombre jamás sabrá si su nombre corresponde verdaderamente a su ser. Toda la existencia humana está basada en definiciones convencionales”
¿Qué soy sin la mirada que mira? ¿Qué soy sin la historia que me relata? ¿Soy silencio?
Escribe Beckett: “Seré yo, será el silencio, allí donde estoy, no sé, no lo sabré nunca, en el silencio no se sabe, hay que seguir, voy a seguir”

En el silencio no se es, en el silencio se esta no siendo. Hay un silencio, el de estar en la memoria, estar con el ausente. ¿Cómo se esta no siendo? “Vivir siendo otro, ese otro que habla en él, lee en sus pensamientos escritura de otro”

Arrogante seria creer que inauguramos algo. Palabras que ha dicho otro, palabras que alguna vez uno quiso escuchar. ¿Cuántos amores se necesitan para un amor? Escribe Camus: “El amor es inevitable, es el reconocimiento de lo inevitable”
La felicidad, estalla como ilusión. La ilusión que nos posee, habita cuerpos, ella tiene forma de felicidad, de dicha. El amor que nos toma con sus gestualidades, sus tonos, se construye como  ilusión. ¿La ilusión nos tiene engendrándonos? La ilusión nos hace nacer, nacemos muchas veces. “Después de lo tormentoso no salimos igual, nacimos de la tormenta, nacemos cada vez que nos arrastra con ella”.
Así, nacido en una inquietud, se nace a una promesa, a la promesa de estar en la vida. Esperar, esperar el nacimiento hasta el último momento. Nacemos ya habitados, habitados por el acontecimiento de nacer habitados y hablantes. Se dialoga con una ausencia, en el dialogo siempre hay momentos de soledad.
Jacques Ancet. ¿Qué es escribir? Expresar algo que se ha vivido, sentido, experimentado. Algo que se tiene. Escribe Zambrano: “Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que precisamente por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas (…) es una soledad que necesita ser defendida, que es lo mismo que necesitar de una justificación. El escritor defiende su soledad, mostrando lo que en ella y únicamente en ella se encuentra”
Dice Beckett: No se trata de una escritura que declare su fracaso, sino de una escritura que se construya alrededor de ese fracaso con un lenguaje que es también impotencia y fracaso".
¿Se usa al lenguaje? ¿Dónde está lo imprevisto? Lo imprevisto nació sostenido por los cuerpos. La lengua hace nacer un quién que vive, siente, experimenta. La lengua habla sola, necesita de una voz hablante. La voz se vuelve humana porque la voz la encanta humana. Las criaturas hablantes han nacido de una lengua, de una modulación, su ritmo y encantamiento. Somos hijos de un ritmo hablante, la musicalidad nos ha hablado.

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