A partir del autor y director
Pompeyo Audivert y su escrito: “El piedrazo en el espejo” puede obtenerse un
análisis acerca del Teatro en la actualidad, la lógica en la cual esta inmerso,
las características que debe englobar, en relación con la jornada del sábado 14
de Junio en la Facultad de Psicología de la U.B.A.
En primer lugar el texto
mencionado nos convoca a reflexionar acerca del Capitalismo y el pensamiento
Burgués y como estos “toman” la realidad (inclusive el arte) y que de alguna
manera el hombre se encuentra “seducido” y “atrapado” en dicha concepción que
ese universo impone. Con la palabra universo se hace referencia a algo que se
reduce en si mismo, que contiene conceptos de verdad y realidad propios y
adueñados. Llevando esto al Teatro puede decirse que implica que este se trate
solo de reproducciones, y citando unas palabras del autor Pompeyo puede
expresarse lo siguiente: “El pensamiento burgués se adueña del filtrándose como
algo “natural” en los procedimientos, en las técnicas, en las formas de
funcionar [...]”
A pesar de lo explicado en el
párrafo anterior existe una forma de hacer caer dicho universo, una forma de
mover sus cimientos es poniéndolo en crisis: “A través de una puesta en crisis
de la mirada heredada se alcanza la visión poética”. Por lo tanto, "Cabe sospechar que no hay universo en el sentido
orgánico, unificador que tiene esa palabra ambiciosa"
(universo).
Lo dicho previamente implica
un “cambio de visión” que ya no se sostenga en meras reproducciones sino en
producciones que rompan los limites impuestos por dicho universo, una visión
poética como la llama el autor y director Pompeyo que consista en una apertura.
Abrir paso a la vida, a la vida como intensidad, “vivir soberanamente es
vivir la intensidad del instante”. ¿De qué forma vivir? Sin causa, sin fin,
sin saber... Esto propone la forma de hacer Teatro del director mencionado y
figura del presente análisis. El mismo lo describe a través de una metáfora que
hace alusión al titulo de su escrito: “El teatro debe ser la piedra que rompe
el espejo […] Al romperse el espejo ya nada queda en su lugar y los fragmentos
flotan en distintos niveles […] el momento anterior al piedrazo, una unidad en
perdición”. Con dicha cita queda totalmente puesto en cuestión, interrogado, el
concepto de universo, el universo de lo uno, de la unidad, aquella que no
admite cambios ni aperturas para ir mas allá.
La propuesta de Pompeyo, mas
allá de ser una puesta en escena de actores como “agentes del cambio” puede
verse como una invitación a un cambio de perspectiva, a “dar paso a lo que
esconde”, pero mas que nada se trata de una “desterritorialización” habitar un
lugar que sea siempre distinto. En la jornada ello tuvo lugar y de la mano de
los actores fue posible ir a otro lugar pero en el sitio conocido por los
estudiantes, sin la necesidad de ser en un teatro en donde se suelen realizar
solo representaciones. La propuesta del director se trata de: “la profunda
necesidad de abrirnos a nuestra visión poética” sin quedarse en la comodidad,
sino movilizarse a través de tensiones, de interrogaciones, de sumergirse en la
capacidad de crear: de “ser otros”. Y en relación con esto, puede decirse que
todo ello implicaría una "Vida soberana, una
vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer". Una vida soberana, es una vida sin sujeto soberano, sin
identidades fijas e inamovibles, sin un universo que capture, sin meras
reproducciones y representaciones, sin clasificaciones..
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INFORME DE SEMINARIO
“Cabe sospechar que no hay un
universo en el sentido orgánico, unificador que tiene esa palabra ambiciosa”
¿Por
qué pensar en la idea de universo? Cuestionamos la idea misma de universo
que nos sujeta a lo único, como esa idea de ser uno, que nos sujeta a una
representación, a una identidad donde lo que se hace presente es la ambición y
la arrogancia.
¿Quién
habla? ¿Habla el sujeto? ¿Habla el yo? Habla la arrogancia,
debemos estar atentos a esas palabras que nos atan, que nos ligan a una
clasificación, esa clasificación que discrimina, que marca, esas palabras que
no son solo palabras sino que nos condenan, como por ejemplo la idea de sujeto,
¿Por qué pensar en un sujeto? Deberíamos cuestionar esa idea y abrirnos
a la posibilidad de pensar en un cuerpo, un ser viviente que tiene la capacidad
de emocionarse, de vibrar, de potenciar. Dejándose atravesar por la emoción de
la vida que nos asalta, que nos pasa por el cuerpo, recuperar la sensibilidad y
la intensidad del momento,
“Vivir
soberanamente, es vivir la intensidad del momento, intensidad significa sin
causa, sin fin, sin objeto, sin saber”
Poniendo
el acento en el aquí, en el ahora, en el acontecimiento, en la fuerza del vivir
que nos puede capturar y una urgencia de salir a buscar algo diferente. La
improvisación en el teatro nos muestra algo de esto que describimos aquí, inventar-salirse-desalojarse,
los improvisadores se dejan atravesar por la imaginación y la destreza del
momento que les permitirá producir una creación, algo nuevo, algo diferente,
donde se libera el potencial creativo y ellos se arriesgan a ello, se aventuran
a un proceso que se realiza en cooperación y allí se pone en juego lo
espontaneo como lo no pensado. Se abren a un espacio de suscitación, un espacio
de emociones, de ideas, de cuerpos.
En
el texto de Pompeyo Audivert “El piedrazo en el espejo”, podemos
acercarnos a la idea de que el modo de pensar debe fundar un mundo distinto al
que habitamos, un mundo distinto como el teatro, ese teatro que es el arte, el
arte que nos abre a la posibilidad de encarnar otro, pensando en un cuerpo
participativo, colectivo, donde el ser más mismo no es la interioridad sino los
otros, el estar con el otro, el ser comunidad con otros, un cuerpo que se deja
atravesar por la vibra, por lo potenciado donde la palabra acontece.
La
piedra como el teatro que trata de salir de la representación y diferir
infinito, y al romperse el espejo, los fragmentos quedaran cada uno por su lado
y ya nada será igual, todo será distinto, nada queda en su lugar, todo cambiará
y tomará una fuerza de creación, donde el crear es transformar, destruir algo
para hacer de ello algo nuevo.
Y
abrirse, dejarse interferirse por lo nuevo, lo distinto va a depender de las
disponibilidades, porque pertenecemos a un horizonte de posibilidades, que nos
permitirán que la existencia que habitamos recupere su visión poética porque si
no, una existencia vacía de poesía, es una existencia vacía de vida.
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¡QUE LLUEVA POESÍA!
Pompeyo Audivert[1] establece que lo
poético funda el mundo. Es
por ello que afirma que TODOS SERÍAMOS ARTISTAS en una sociedad de raíz
poética, pero esto no ocurre ya que estamos bajo una sociedad capitalista en la
cual solo unos pocos han alcanzado el arte.p
Se plantea la idea de
que lo poético es lo que sostiene la posibilidad de reestablecer un nuevo
lugar, rompiéndolo, es decir, será siempre distinto e único.
Borges plantea que “Cabe sospechar que no hay universo en el sentido orgánico,
unificador, que tiene esa ambiciosa palabra…” [2] es un UNIVERSO
fragmentado, al igual que el espejo que plantea Pompeyo. Un espejo fragmentado,
roto, despedazado, incompleto. En palabras del autor “El piedrazo restablece la
relatividad del reflejo y su dependencia con lo poético y, a la vez postula a
la parte como todo, al fragmento
como mundo”.
Según la cita se
puede establecer una analogía entre el espejo roto y el universo (o el mundo).
El espejo roto guarda la ilusión de unidad, ese espejo alguna vez fue un todo,
pero no lo es más ni lo será. Son pedazos, partes de un todo, peo que aunque se
vuelvan a unir jamás se va a poder volver a ese espejo inicial. Es por ello que
se puede analizar cada fragmento por separado e ir buscando nuevos sentidos a
ese espejo fragmentado. Por otra parte, esta cita da cuenta de que el piedrazo
muestra su DEPENDENCIA con lo poético, por lo cual se puede establecer
que hay un nexo entre el hombre, la sociedad y la poesía, en la cual la POESIA DEBERÍA SER ESCRITA POR TODOS,
es decir, una sociedad que tenga una visión poética ya que, al fin y al
cabo, es dependiente de la misma. El propio Pompeyo afirma “El arte es el nexo
del hombre con su ser poético…” es por ello que el hombre debe recuperar esa
forma de producción de subjetividades, que recupere un modo de vida que va más
allá de lo histórico.
Es aquí donde se
puede hacer una relación con otra idea propuesta por el profesor Percia que
establece “Vivir soberanamente es vivir la intensidad
del instante. Intensidad significa sin causa, sin fin, sin cálculo, sin saber”.
Y a su vez, otra idea planteada es la “vida
soberana, una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer”.
El vivir se vuelve
soberano. Vivir en un instante, en ESE instante, en un momento, sin causa, sin fin,
sólo ese y único momento.
Como dice Pompeyo,
hay que poner en crisis, en duda, en cuestionamiento la mirada heredada, lo ya
dado, lo establecido de antemano y el poder fundado para alcanzar la visión
poética. Es por ello que LO PERSONAL Y
LO POÉTICO ESTAN ENTRELAZADOS. Sería una especie de laberinto temporal, de
rizoma, de transversalidad, de conexión desde múltiples y diversos puntos.
Neruda escribió:[3]
Y FUE
a esa edad... Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.
Yo no sabía qué decir, mi boca
no sabía
nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando
aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada,
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.
no sabía
nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando
aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada,
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.
Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.
QUE LLEGUE LA POESÍA ASI COMO LE LLEGÓ A
NERUDA PARA ABRIR PASO A LA SOBERANIA. Que se llegue a tener una
visión poética del mundo, del universo. Si ocurriera lo mismo que relata Neruda
a cada ser que había este universo ¿Se fundaría un nuevo mundo?, ¿Sería un
mundo sin clasificaciones, sin identidades, sólo un MUNDO POÉTICO? “El hombre solo puede ser hombre y tener un mundo y
una historia a condición de abrirse a su visión poética”[4]. Hay que ABRIRIR LA VISIÓN POÉTICA. Ser
un ser POETIZANTE.
El grupo llamado “Acción poética”[5] se dedica a hacer
diversas intervenciones, una de ellas es escribir distintas frases en paredes
de la calle. He seleccionado algunas pertinentes las cuales se pueden apreciar
a continuación:
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Las frases son las
siguientes:
- “La poesía es liberación”
- “Hoy llueve poesía”
- “Que la poesía nos salve del mundo”
- “Eres más poesía que mujer”
- “La poesía como el pan… es de todos”
Es interesante
articular dichas intervenciones con lo propuesto anteriormente. Pensar a la
poesía como liberación, como
liberación del sistema capitalista bajo el cual vivimos. Por lo tanto se
conecta con la otra frase que plantea “Que
la poesía nos salve del mundo”, que LA
POESÍA LIBERE SALVANDONOS DEL MUNDO. Vivir bajo un mundo poético, vivir
soberanamente. Liberarnos de lo heredado, de lo establecido de antemano para
VIVIR EN POESÍA. Romper, despedazar, como la piedra al espejo. Romper con lo
dado, romper a través de la poesía para LIBERAR y SALVAR EL MUNDO. Crear un
nuevo mundo con una raíz poética, con un RIZOMA POETIZANTE. Que se conecten
diversos puntos abriendo una multiplicidad de sentidos.
“Eres más poesía que mujer” se la puede relacionar con la frase la “vida
soberana, una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer” (planteada
anteriormente). Es decir, SER MÁS POESÍA QUE MUJER. Mejor dicho, SER POESÍA Y
NO MUJER. Des-sujetarse de los lugares identitarios y clasificatorios, anonimar
los cuerpos. Ser UNA PURA POESÍA. Que la poesía atraviese los cuerpos, y con
ello se funde un ser poetizado.
Quizás la siguiente frase
resuma lo postulado. La idea de que “la
poesía como el pan… es de todos”. En otras palabras y como se fue
planteando, la poesía debe ser escrita por TODOS, no debe subsumirse a un
pequeño grupo “elite”, selecto, a ese supuesto grupo que ha alcanzado el arte…
¡NO!. LA POESÍA ES DE TODOS, DEBE SER ESCRITA POR TODOS, TODOS SOMOS ARTISTAS,
CREATIVOS, INVENTIVOS; pero al vivir bajo una lógica clasificatoria donde sólo
unos pocos son los supuestos “poéticos” y los que suponen que tienen ese saber
da como resultado que no se produzca ese TODOS creativo. Ese colectivo poético, lo poético, es
lo que se debe recuperar para re-formular el mundo, para liberarlo, para
salvarlo.
Es una emergencia de
lo poético, una urgencia de poetizar el mundo, una necesidad de ROMPER ESPEJOS,
romper lógicas clasificatorias, liberar de lo dado, lo establecido, lo heredado
para abrir paso a POETIZAR EL MUNDO.
LA POESIA ESCRITA POR
TODOS Y JAMÁS POR UNOS POCOS. La poesía como modo de establecer romper con la
idea de sujeto clásico para abrir paso a la idea de multiplicidad, de vivir
des-sujetados. VIVIR EN POESÍA.
En síntesis quisiera
hacer una intervención a la intervención realizada por “Acción Poética”. Ellos
plantean la idea de que “Hoy llueve
poesía”, mi idea sería que HAYA UN HURACÁN DE POESÍA, UN TSUNAMI DE POESÍA,
UN TORNADO DE POESÍA, UN GRANIZO DE POESÍA. Es decir, que ocurra aquello para
romper TODO, lo dado, lo heredado, lo establecido, lo clasificado, etc. Y desde
ese entonces, luego, todos los días y cada día de este mundo VIVA LLOVIENDO
LA POESÍA. Que la poesía nos moje, nos bañe, nos empape de ella. Y QUE NOS
TRANSFORME, que nos mojemos de ella para que se incorpore al cuerpo, que ese
cuerpo sea atravesado por la poesía, como si la poesía fuera un rayo que
atraviesa todo. Fundirnos en la poesía, sumergirnos en la poesía como si fuera
una inundación… ¡QUE LLUEVA POESÍA!
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Seminario 16/6/2014
En
el texto “El piedrazo en el espejo”, Pompeyo afirma que “… el hombre sólo puede
ser hombre y tener un mundo y una historia a condición de abrirse a su visión
poética. Lo poético funda el mundo, revela la historia y establece al hombre en
su esencia. El arte es el nexo del hombre con su ser poético, con su sí mismo
más vasto: su ser otros.” Puede entenderse de esto que el sujeto no es algo
unificado, universal en el sentido orgánico, sino que está formado por
distintas figuras, por distintas voces que lo habitan y hablan. El hombre no
puede definirse solo en la dimensión somática.
Lo
poético da lugar a la producción de nuevas voces, nuevos discursos y arte
mediante flujos y cortes; es por eso que no puede entenderse lo poético como
una “territorialización”, no hay lugares fijos sino que se deben alcanzar
lugares nuevos, otros territorios. Pompeyo se refiere a esto diciendo que “la
esencia del arte es lo poético y lo poético es pura desterritorialización.” Uno
puede habitar un espacio sin saber para qué.
“Vivir soberanamente es
vivir la intensidad del instante”. Esta frase se
refleja en el teatro del que habla Pompeyo, donde lo importante es lo que
acontece en el momento de la escena, lo importante es el discurso que está
surgiendo todo el tiempo en los actores que son hablados por otros y que no
importa el lugar físico en donde se encuentren, lo poético trasciende lo
concreto, no está “acá” o “allá”. Lo poético no empieza ni termina en algún
punto definido. Lo poético es “una función de lo invisible” (Pompeyo, El
piedrazo en el espejo). El actor debe lograr romper con el territorio y crear,
para eso debe poner en duda sus creencias sobre el mundo, debe lograr una
mirada crítica acerca de él mismo y el mundo para que así los espectadores
puedan lograrlo también. El teatro debe romper con la estructura, con lo
definido, dando lugar a lo no pensado. En palabras de Pompeyo: “Antes el teatro
funcionaba como espejo. Hoy esto no es históricamente posible ni deseable. El
teatro debe ser la piedra que rompe el espejo.”
Es esta invitación a
“desterritorizar”, a romper con la estructura, a dar a conocer la esencia
poética del hombre, una invitación a vivir soberanamente. Una vida soberana es “una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre,
sin mujer.”
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"Vida
soberana, una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer"
Romper con la idea de un sujeto dueño, soberano, con poder
sobre el mundo. La real academia española define la palabra soberano como "aquel que ejerce o posee la autoridad suprema e
independiente; Elevado,
excelente y no superado; Altivo,
soberbio o presumido" es decir que diciendo sujeto soberano entenderíamos
al sujeto como superador del resto de los objetos del mundo, pero a la vez,
presumido. Presume que posee poder sobre el mundo y allí, en ese punto de
fragilidad donde la misma definición de soberano rompe con su clasificación,
donde la gramática misma nos otorga las herramientas para salirnos de ella,
podemos entender que si el sujeto presume ser soberano de la vida es porque,
claramente, no lo es.
En esa frase es la vida la que se vuelve soberana, no hay un quien, un
sujeto, una identidad otorgada por otro quien tiene o, mejor dicho, a quien
habita el poder. La vida en tanto figuras, afectaciones, intensidades que
habitan los cuerpos. Figuras que no pueden ser dominadas por supuestas o
presumidas identidades sino fugan de un cuerpo a otro, habitan seres vivientes
por instantes fugaces para luego mutar hacia otro, si se quedaran estancadas en
un cuerpo ya no serían figuras, formarían parte del sentido común. El mismo
sentido que hace creer que el sujeto que nos dicen que somos es el que domina
la vida y tiene poder. Ese mismo cuerpo habitado que no soporta no poder
controlar lo que acontece entonces lo domina a través de las palabras,
definiendo, nombrando, clasificando.
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Seminario:
Discusión de la experiencia de Pompeyo Audivert a partir de la lectura crítica
de “El piedrazo en el espejo”
Pompeyo busca presentar un tipo de
teatralidad de estados que pueda resistir a la crisis que atraviesa el teatro y
el arte en general, atrapado por las ideas del sentido común. Sostiene la
necesidad de romper con lo establecido, de no ser espejo de la realidad, esa
realidad ficticia, sino poder ser la piedra que rompe el espejo, que destruye,
fragmenta esa realidad, evitando cumplir el deseo de esos fragmentos de retomar
la unidad. Lo que interesa es utilizar la experiencia, el atravesamiento por la
ruptura para dar lugar a lo poético como potencia de desterritorialización.
Es decir, la búsqueda de fragmentar ese espejo, ese territorio conocido para
poder producir nuevos territorios no intervenidos por el sentido común, por las
ideas burguesas que se imponen como “naturales”. Conquistar nuevos horizontes
aún no explorados, ó desbaratar aquellos conocidos, quitarles la carga
clasificatoria que los limita. Trasgredir espacios, romper con lo esperable, lo
tradicional, pararse en los asientos y actuar fuera del escenario, en el hall
de la Facultad de Psicología.
Se ve en las
instalaciones de Pompeyo como las potencias acalladas buscan expresarse
desbaratando la gramática, desujetandose de identidades impuestas, demostrando
que cada voz son múltiples voces que no corresponden a aquél que tiene boca
para que salgan. Los actores se presentan afectados por figuras que atraviesan
y marcan sus cuerpos para contar una historia. La existencia poética pertenece
a la historia, esa historia que busca ser revelada, concibiendo que todos
aquellos que en algún momento estuvieron, están, son lo que respiramos.
Es esta
teatralidad de estados la que brinda la posibilidad de anonimar y empezar a
hablar de intensidades que pasan por el ser viviente, las cuales llamamos
figuras. Se busca romper con la aceptación común que clasifica al término
intensidad ligado a emociones fuertes, bravuconas. Se plantea la intensidad
como la oportunidad de estar en el momento dichoso, de vivir el instante.
Interesa poder estar interferidos por distintas figuras y no ser interceptados
por la lógica del sentido común que busca delimitar las posibilidades. No se
busca reproducir lo conocido sino producir lo novedoso, lo que impulse un
cambio. Pompeyo presenta una lucha contra la arrogancia de las ideas que se
pretenden únicas, naturales y nos invita a ser partícipes, a pensar allí donde no hay referencias,
donde algo nos tumba, dejarnos atravesar por la multiplicidad.
La escena
tiene como objetivo llevarnos a otro sitio, poner en peligro la realidad
provocando un cambio en la visión. La responsabilidad de que esto ocurra, de
poner en cuestión y reírse de la arrogancia de las ideas, no está sólo del lado
de los actores sino que también se presenta en el deseo de cada ser de estar en
la cita con el momento dichoso que nos hará nacer nuevamente de una forma
diferente a la anterior, con la oportunidad de estar en la vida de otro modo.
Está presente
la ambición de la vida soberana, sin ataduras, una vida en la que haya muchas
vidas, en la que se pueda vivir eternamente en estado deseante. Deseo de fuga,
de salir del encierro y vivir
responsablemente. Con el arte, intentamos acercarnos a lo más propio y
personal, con lo más auténtico de sí. Encontrarnos con el ser y no con el tener
implica responsabilizarnos de que hay algo que duele en el cuerpo, que produce
molestia e incomodidad y por eso nos impulsa al cuestionamiento, a no querer
vivir cómplices de la ficción, a devenir aquél que no era.
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Los actores en sus escenas no encarnaban ningún personaje ni se encontraban en ningún espacio particular, simplemente se dejaban habitar por discursos que circulaban entre las hojas y los cuerpos. Cuando alguna temática cristalizaba en un “tema aparente” era importante que ese tema se disolviera para poder dar paso a otro, de esa forma los personajes que podían llegar a encarnar o los lugares que podían llegar a habitar en un momento determinado no eran fijos, estancos.
Asimismo, las preguntas “¿quién soy?” “¿qué hago acá?’” “¿de dónde vengo?” “¿a dónde voy?” siempre reciben respuestas diferentes. Jamás se trata de un nombre o un lugar respuestas que podrían un tope a la circulación de los discursos, sino que, por el contrario, se busca que las respuestas sean disparadores de más preguntas y de más respuestas en un discurso interferido por mil discursos, un discurso infinito.
Nos dice Pompeyo Audivert en su escrito El piedrazo en el espejo, “Los lugares del actor, autor y director deben dejar de reproducir las formas de producción capitalista en el sentido de adueñamiento y especificidad de trabajo en línea, para pasar a funcionar totalmente mezclados, atravesados y ligados a una visión poetizante de los vínculos artísticos”. Es decir que el teatro debe abandonar su intento de reproducir guiones, de adjudicar un personaje a cada actor limitando la posibilidad de alojar distintas figuras, debe dejar de re-producir escenas y dedicarse a producirlas. Y producirlas en un sentido poético. El teatro es histórico ya que es un reflejo de las problemáticas de su suciedad en su contexto histórico, pero también es antihistórico porque busca lo esencial del hombre. Y en esta articulación emerge lo poético. El teatro es espejo, sí, pero espejo roto.
Esta postura es la que guía a los actores a la hora de escenificar. En escena, los actores viven una vida soberana, una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer.
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"Cabe sospechar que no hay universo en el sentido orgánico, unificador que tiene esa palabra ambiciosa"
"Vivir soberanamente es vivir la intensidad del instante."
"Vida soberana, una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer."
Si pensamos en un Universo como unificador, que pretende ser orgánico, exhaustivo, abarcativo, pretendiendo universalidad; llegaremos a la conclusión de que ese Universo no es completo sino que hay una potencia de desborde que es parte de esa unidad. Siempre algo se le escapa, hay algo que no puede tomar. Este universo, según Pompeyo Audivert, oculta el "ser poético que tenemos. Lo denuncia como el capitalismo. Entonces un universo capitalista que quiere apropiar todos los terrenos, influir en el mundo negando aquello que se quiere escapar a su yugo, que quiere negar su regla unificadora.
Pero por medio del arte podríamos alcanzar el "ser poético" del que habla Audivert; ese ser poético que desterritorializa. Para lograrlo queda implícita la existencia de un Universo como plataforma de despegue, que permite rasgar, romper y mostrar al hacerlo, lo ambicioso del pronunciamiento universalista. Romper un espejo, que era completo, unificado, pero que al quebrarse muestra algo que no era visible. El arte puede generar una ruptura poetizante. El actor, el artista, puede denunciar, poner en crisis lo establecido, las lógicas de propiedad de lo que se dice, hace, piensa o se es.
Audivert dice que el teatro es la piedra que rompe dicho espejo. Algo que se dispara , un proyectil que saca todo de su lugar. Se nos muestra todo lo que escondian las clasificaciones que normalmente nos atribuimos y atribuimos a las cosas. Se visibilizan lo bordes, el reverso del espejo, pero también los pequeños reflejos de cada fragmento, que al volar, muestran lo que no podían estando en su respectivo lugar. Pero el piedrazo no es planeado, discutido, analizado, sino que sucede, solo sucede; en el presente, es un devenir que pasa, que acontece en la actuación sobre la escena, en la musa que toma al artista que puede habitar en cualquiera de nosotros.
Audivert habla sobre un "ser poético" pero nosotros decimos ¿por que no pensar sin la noción de ser, sujeto, la de un objeto que es propio? ¿Esencia poética o un devenir poético sin lógica alienante? Devenir en cada instante. Siendo, pero no desde un "ser" sino desde el ahora que es intenso por su actualidad y cualidad. Por su presente que toma un cuerpo y se hace soberano temporal del mismo. Instante que pasa, que vivimos y es donde podemos encontrarnos con la vida poética, intensa, que destruye las determinaciones, las reglas, los saberes dados por el Universo. Uni- verso, un verso que no marca el total ni un final, que oculta un infinito, un infinitivo que no esta conjugado, ni con futuro, ni con pasado sino que plasma el presente intenso del espejo quebrandose.
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Escrito de Seminarios: “El piedrazo en el espejo”, Pompeyo Audivert.
Ideas dispersas provocadas por un piedrazo teatral…
Cuestionar desde lo artístico la idea de propiedad y del si-mismo.
La visión poética, como una potencia que existe en todos los cuerpos, que necesita de un pequeño empujón para abrirse, para emerger, quebrando el sentido común, dando un piedrazo a lo normal, rompiendo la idea vacía y sin-sentido de lo propio.
Cuestionar como política, como filosofía (palabra ambiciosa), como planteo y como compromiso con una idea.
“El arte es el nexo del hombre con su ser poético, con su sí mismo más vasto: su ser otros.” [1] ¿Un ser? ¿Se puede hablar de noción de ser? ¿Poseemos un ser poético que tenemos que encontrar en las profundidades, o lo poético como potencia de múltiples cuerpos que deviene de mezclar, de dis-continuar los discursos?
¿El arte como expresión del capitalismo más despiadado o lo emergente de todos los cuerpos por igual, para romper con la dominación delos unos?
Crítica de la representación: copiar actuando situaciones de la vida cotidiana. Los relatos, las historias como alienantes, provocan un único sentido. Máquina libro, como la forma de romper con ese sentido, el martillazo que rompe lo único, y deviene múltiple.
Lo psicológico, como anti-artístico cuando intenta interpretar lo in-interpretable. Lo psicólogico como artístico, cuando las afectaciones surgen sin un por-qué, ni un para-qué.
“Los conceptos de verdad y realidad se han vuelto siniestros y oscuros…” [2] Estos conceptos como ambiciosos y absolutos, muestran su rostro siniestro, impiden pensar en otras posibilidades. Verdad como absoluta, realidad como única.
La ambición de las palabras, que van alienando los cuerpos en clasificaciones absurdas.
Lo poético, como lo surgiente de la destrucción, de la des-garradura. Romper, destruir, para volver a construir distintos sentidos. El plural como potencia existente en el sentido común.
Lo escénico como fantasía que consigue llevar a un cuerpo a una pura-afectación-sin-sentido: no como re-presentación de la vida cotidiana.
Aparece, deviniendo de lo múltiple, un tema aparente: cuando se intenta alcanzar una interpretación, se escapa, se fuga el sentido.
Máquina libro: ¿técnica o dispositivo?
Técnica, como medio para alcanzar lo poético. Lo poético como búsqueda; lo poético como potencia. Alojar ambas posibilidades, no enemistar las ideas.
Máquina libro definida por un cuerpo actuante: afectación + técnica = devenir.
“Sin embargo, se respeta una cierta forma, ya que nos encontramos en un colectivo. El sentido limitado por el sentido común.”
Residuo de la maquinaria: “El rostro que sueña entre inciertas palabras, recibirá su larga despedida”. (Frase re-armada de distintas palabras tomadas de una poesía)
“Lo poético se liga así a lo personal.”[3] ¿Lo poético como potencia de lo grupal?
El teatro como la piedra que rompe el espejo; el arte como la piedra que rompe el sentido común y recoge los fragmentos, para crear nuevas posibilidades.
“A nosotros… solo nos resta, si así puedo decirlo, hacer trampas con la lengua, hacerle trampas al lenguaje”. (Barthés) [4]
Hacer surgir lo acallado por lo normal.
Como impronta de la “filosofía” de Pompeyo Audivert: “La poesía es cosa de todos” (Tristán Tzara)[5].
Todos como palabra ambiciosa; hablar de todos, implica hablar de un todo. Partir de la idea de un no-todos, de lo-múltiple-todo.
El recorte, la dis-continuidad como productora de múltiples sentidos. “El jardín de senderos que se bifurcan”. Bifurcaciones que se abren de un único sentido.
Rizomaticamente, se teje una red de significaciones, que parten de un uno que tiene como potencia múltiples significados.
Lo potencial generando un murmullo constante. El actor con dos voces que le gritan en sus oídos. Los cuerpos entre uno u otro. Lo múltiple genera demasía.
Alojar lo múltiple desde una parcialización; no desde lo angustiante, sino desde lo incierto.
Alojar lo incierto, des-pegar el miedo de re-descubrir lo novedoso.
Afectación que surge en la palabra rota, dis-continua.
¿Perderse en el murmullo?
“La identidad es el espejo perfecto”[6]. La identidad como la imagen unificadora, el yo como ficción que oculta lo que no somos. Romper,piedrar, martillar la identidad, devenir cuerpos-hablantes.
La destrucción, des-ligada de su sentido bélico, la destrucción ligada a lo estético, a lo bello de destruir para volver a construir algo nuevo.
“Toda destrucción libera una enorme cantidad de energía. Es por este efecto dinámico, por esta acción impulsora, que la destrucción sienta las bases de toda futura creación.” [7]
El piedrazo que rompe el espejo, provoca una lluvia de pequeños fragmentos de vidrio, retomados para crear algo diverso: ya no es un espejo, deviene roto, deviene sentidos.
Perciar los textos: escribir ideas surgidas de múltiples discursos; cuestionar, no universalizar ni tomar conceptos como verdades absolutas, diferir de lo común, diferir de si mismo, devenir pensamientos, ideas sueltas que hacen un discurso distinto.
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El piedrazo en el espejo
Intervenciones de
Percia
1- "Cabe
sospechar que no hay universo en el sentido orgánico, unificador que tiene esa
palabra ambiciosa." El idimio analítico de john wikins.
2- "Vivir
soberanamente es vivir la intensidad del instante."
3- "Vida
soberana, una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer."
El teatro va más allá de la productividad
histórica, emerge así la lógica teatral, en donde cobra importancia fundamental
la palabra que acontece. Se revela la necesidad de una visión poética, sin
ella, la existencia misma está vaciada de vida.
A través del
texto se revela que el modo de pensar y de actuar es portador de aquello que en
la vida está suprimido. Leer que hay un más allá. Recuperar las sensibilidades
que la vida cotidiana mediante alienación suprime o acalla. El movimiento de
alienación llevado a cabo por las lógicas capitalistas convoca a las lógicas
clasificatorias, y se produce una reducción de cada ser y una parálisis en cada
uno.
"Lo poético
es pura desterritorialización", alcanza un territorio, rompiéndolo y restableciéndolo
en otro lugar, siempre distinto. Hay un movimiento generado entre lo liso y lo
estriado, la fuga tiende a lo liso. Fugarse de los lugares establecidos, de
aquello que resulta unificador y dominante. Tender hacia lo nuevo, hacia lo no
pensado. El arte, es aquello que conecta con el ser poético, con el ser otros.
Convoca a la multiplicidad. El teatro convoca a las nuevas técnicas, la
dinámica teatral como aquello que inca desbaratando lo establecido, llevando a
los actores a posicionarse desde nuevos lugares, imbricándose en lo poetizante.
Nuevas perspectivas que cuestionen las fijezas, que se posicionen sobre miradas
críticas sin ceder a lo ya sabido, lo ya dicho, lo ya pensado.
Que en cada
cuerpo emerja la singularidad, posicionándose desde perspectivas críticas, que
rompan con los espacios estriados, con aquello ya construido. Aterrizar en
espacio liso mediante la fuga. Dándole lugar a los propios pensamientos. Dejar
de existir para acontecer. Ser captado por el momento, por el instante,
deslindarse de todo aquello que gobierna los cuerpos, que los hace autómatas,
para ser uno y algunos a la vez, para poder entrar en una lógica nueva y
diferente, contemplar las diferentes figuras con las que tropezamos y con las
que somos atravesados, en cada momento. Vivir a partir del acontecimiento. Dejarse llevar por aquella piedra que rompe
al espejo, como aquello que rompe con lo ya conocido. Aquello que irrumpe,
desbarata identidades y automaticidades, no ser ni hombre ni mujer, no caer en
lógicas clasificatorias, automatismos cotidianos que generan la reducción de los
seres. Sino que en consonancia con la lógica teatral, se rompa con aquello.
Romper con identidades fijas, de-sujetarse, que se haga audible la voz que
habita en cada ser, que las voces se entrecrucen y que generen nuevas voces,
nuevos pensamientos, nuevas formas de pensar.
Figuras atravesadas por el instante.
Contemplar esa piedra que rompe el espejo, que quiebra y fragmenta, pero que
luego se reordena en aquella capa fraccionada, reconociendo cada parte, cada
parte como un universo. Quebrando horizontes, dando lugar al acontecer, como
una nueva unidad, entregarse a lo imprevisto, a la multiplicidad de sentidos y
aconteceres.
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Los actores en sus escenas no encarnaban ningún personaje ni se encontraban en ningún espacio particular, simplemente se dejaban habitar por discursos que circulaban entre las hojas y los cuerpos. Cuando alguna temática cristalizaba en un “tema aparente” era importante que ese tema se disolviera para poder dar paso a otro, de esa forma los personajes que podían llegar a encarnar o los lugares que podían llegar a habitar en un momento determinado no eran fijos, estancos.
Asimismo, las preguntas “¿quién soy?” “¿qué hago acá?’” “¿de dónde vengo?” “¿a dónde voy?” siempre reciben respuestas diferentes. Jamás se trata de un nombre o un lugar respuestas que podrían un tope a la circulación de los discursos, sino que, por el contrario, se busca que las respuestas sean disparadores de más preguntas y de más respuestas en un discurso interferido por mil discursos, un discurso infinito.
Nos dice Pompeyo Audivert en su escrito El piedrazo en el espejo, “Los lugares del actor, autor y director deben dejar de reproducir las formas de producción capitalista en el sentido de adueñamiento y especificidad de trabajo en línea, para pasar a funcionar totalmente mezclados, atravesados y ligados a una visión poetizante de los vínculos artísticos”. Es decir que el teatro debe abandonar su intento de reproducir guiones, de adjudicar un personaje a cada actor limitando la posibilidad de alojar distintas figuras, debe dejar de re-producir escenas y dedicarse a producirlas. Y producirlas en un sentido poético. El teatro es histórico ya que es un reflejo de las problemáticas de su suciedad en su contexto histórico, pero también es antihistórico porque busca lo esencial del hombre. Y en esta articulación emerge lo poético. El teatro es espejo, sí, pero espejo roto.
Esta postura es la que guía a los actores a la hora de escenificar. En escena, los actores viven una vida soberana, una vida sin ser, sin sujeto, sin hombre, sin mujer.
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