viernes, 9 de mayo de 2014

Teoría y Técnica de Grupos II
Teórica de  San Isidro 2014.


                       Yo soy yo, yo soy yo, yo soy yo…
                                           De fixiones,  ju-egos y narices torcidas.


                                                                                                                                                    Cintia Rolón
                                                                                               
                                                                                                                                       
1
                                                                                              ¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
                                                                                               Cuando la mentira es la verdad.
                                                                                                                                           Divididos
                                                                                                     
Una pareja de novios sale de vacaciones, tomando la ruta en dirección  a la hostería donde se hospedarían durante dos semanas. El joven detiene  el auto en una gasolinera  y mientras carga el tanque de nafta, ella improvisa  una broma. Se aleja unos metros, camina en la carretera, y  le hace señas “tal como se las hacen las autostopistas a los coches desconocidos”.
El frena el auto a su lado, baja la ventanilla, y sonriéndole le pregunta a donde va.
 “¿Va a Bystrica? -preguntó la chica y le sonrió con coquetería”.
 El la invita: “Pase, siéntese”; ella accede acomodándose  a su lado. “El coche se puso en marcha”.
El juego, también.
Se trata del cuento El falso autostop,  del escritor checo Milan  Kundera, que integra El Libro de los Amores Ridículos. El juego prosigue; jugar le permite  ser otras, componer máscaras insinuantes, actuar de  aquellas que deambulan en las rutas y se suben a autos desconocidos.
Jugar “le hacía sentir lo que nunca había sentido. Sin determinaciones biográficas, sin pasado, ni futuro, sin ataduras, se sentía libre. Sintió la impúdica satisfacción del propio cuerpo. “
Al inicio, él se divierte.  Pero dada la persistencia con la que su compañera  continuaba  el juego, empieza a extrañar su mirada sencilla, infantil. Susurra su nombre para finalizar la farsa. Esto no revierte la situación. Se irrita y piensa:
 “es que realmente lo es. Está jugando a ser ella misma. Hay otra mujer encerrada dentro de ella y con la excusa del juego, le ha abierto la jaula”.
Un viaje dentro del viaje, un juego dentro del juego y un  desvío. En el cruce de caminos, él toma otra dirección que la planificada. “Señorita-le responde cuando ella alarmada le pregunta porque cambió de camino- yo voy donde quiero. Soy un hombre libre y hago lo que quiero y lo que me da la gana”.
 Arriban de noche a una hostería ruinosa, junto a un bar repleto de borrachos. Suben por las escaleras  a una habitación  que exuda sordidez, colchas manchadas y humedad en las paredes. El desea humillarla, “no a la autostopista sino a su propia chica. El juego se había confundido con la vida”.  La obliga a desnudarse, diciéndose a sí mismo,  “que el juego había terminado, que al quitarse la ropa se había quitado también el disfraz”. Pero no. Ella considera,  también,  que a partir de ese momento,  se acabaría el desgraciado juego pero al ser penetrada comprueba un placer desconocido y haber cruzado la frontera sin retorno.
Finalizado el juego con el placer y la penetración, él  apaga la luz: “no desea ver la cara de la chica. Sabía que el juego había terminado, pero no tenía ganas de volver a la relación habitual con ella; le daba miedo aquel regreso”.
Ella le roza sus manos y murmura: “Yo soy yo, yo soy yo…” Luego llora ruidosamente  repitiendo: “Yo soy yo, yo soy yo,  yo soy yo…”
El relato transcurre en Checoslovaquia, en pleno comunismo; alude a la vida planificada de jóvenes trabajadores y delata la  imposibilidad de salirse del sistema. Tópico recurrente en este escritor, las escrituras sobre existencias despojadas, doblegadas, obedientes, vampirizadas,  bajo el régimen dictatorial comunista.
 El juego funciona como transgresión del plan. Por el juego, se provoca el pasaje, las máscaras abren un espacio nuevo, inician otro viaje. Máscaras-pasajes que posibilitan acceder a otra realidad. La máscara desenmascara. El juego libera, desata, destapa.
“Yo soy yo, yo soy yo”,   insiste la joven a modo de tentativa de convencerse a sí  y  a  su pareja, que su verdadera identidad no era aquella, la de la mujer fácil, lasciva, del autostop,  sino ésta, su compañera de siempre, la primera, ¿la original?
Ficciones del yo: producciones de máscaras que se desplazan continuamente.  Yo: engaño, fraude. Centro provisional que se descentra, cediendo su lugar  al lenguaje.

                                                                                                                                     
                                                                                                                                     2
                                                           
                                                                     -¿Quién eres tú?-dijo la Oruga
                                                                           -Yo…yo casi no lo sé, señor, en este momento…
                                                                                      Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas
                   
¿Podría suceder que un detalle, algo que en primera instancia se antoja como mera  trivialidad, irrumpa la calma cotidiana y devenga en suceso, extrañeza de si,  e interrogante existencial? En la novela del dramaturgo italiano Luigi Pirandello, Uno, Ninguno,  Cien mil, Vitangelo Moscarda (tal es el curiosos nombre del protagonista)  se hurga la nariz distraídamente. Nada más banal, al momento: rascarse. La acción se ve interrumpida cuando su esposa  al verlo,  le pregunta y él responde que siente dolor
-Creí que mirabas de que parte está inclinada.
¿Su nariz? ¿Torcida? ¿Cómo él no lo vio nunca y si su esposa? Moscardo empieza a sospechar detentar otros defectos; indaga nuevamente en su nariz, se concentra en  sus orejas, manos. Su mirada le retorna  un  cuerpo ajeno. Se torna cavilante, huraño y su cabeza estalla en infinitas preguntas tantas como ojos lo miran. 
Porque acorde a la mirada de los otros, y de si, Moscardo se percibe como
Uno: “Y yo no lo sabía y no sabiéndolo creía ser para todos un Moscardo con la nariz derecha y era para todos, con la nariz chueca”.
Ninguno: “Quería estar solo sin mí. Quiero decir, sin aquel de mí que yo ya conocía o creía conocer. El extraño inseparable de mí. Si para los otros no era aquel que hasta ahora había creído ser para mi ¿Quién era yo?
Cien Mil: “Mi atroz drama se complicó con el descubrimiento de los cien mil Moscardos que yo era no solo para los otros, sino para mi, todos con el único nombre de Moscardo”.
La problemática del  nombre propio, entre otras cuestiones como posibles  pistas que se revelan en esta novela,  aparece como un testimonio decisivo de la  propia identidad.
El nombre propio se siente como tal (propio)   pues  singulariza, distingue de tantísimos otros posibles. Si  hay un nombre que siento como propio, que me identifica, ¿lo seguirá siendo  si también identificara  a muchos otros? ¿O  se trata de  la consecuencia de una imposición, un vocablo que no ha venido conmigo al mundo y aun así,  persisto en creerlo  mío?

Moscardo desconfía, inclusive, del apodo con el que su mujer lo nombra, Gengé. Efectivamente,  ese apodo era una invención de ella, la forma en que  lo ve,  materializada en una cariñosa combinatoria de letras y sonidos por ella elegidos.
El amor crea una ficción: la producción de un “tipo”, Gengé,  que no necesariamente se condice con él, al menos con lo que él supone, cree, piensa, dice, duda, siente, afirma,  en la Insoportable levedad del ser, escribiría Kundera.
                                                                                                                                   
                                                                                                                                           3
                                                          Me he dado cuenta de que miento, siempre he mentido,
                                                               siempre he mentido.
                                                               He escrito tanta inútil cosa, sin descubrirme,
                                                               sin dar conmigo.
                                                                                     Silvio Rodríguez


Búsqueda de etimologías y definiciones en base a lo que en Pierre Menard, autor del Quijote, de Jorge Luis   Borges,  opera a modo de catálogo falaz.
Tomo el diccionario de la Real Academia Española, como puntapié y diseminación de rutas posibles para problematizar el vocablo ficción.  Se lee:

Ficción
 a) acción y efecto de fingir.
b)- invención, cosa fingida.
 c) -clase de obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios.

d) Der. La que introduce autoriza la leyó la jurisprudencia a favor de alguien: como cuando al hijo concebido se le tiene por nacido.

Su derivación etimológica latina derivada de fictium designa fingir, inventar. A su vez, inventar alude  al  sustantivo neutro latino inventum,  cuya traducción apunta a algo nuevo que viene (ventus) en (in) uno.

El concepto de  identidad en el Pensamiento Occidental  ha sido abordado  con mayor pregnancia y durante siglos, ligado  al descubrimiento. Lo que define a un individuo como lo que es, lo que le es propio y constitutivo, aquello  que está ahí desde siempre, impreso en su naturaleza, puede ser des-cubierto o des-ocultado progresivamente en la experiencia cotidiana. Acorde al planteamiento aristotélico del Libro V de Metafísica,  cada cosa o individuo es idéntico a sí mismo, según la fórmula A=A. Esta consideración  elude pensar la identidad como irrupción de fuerzas y devenir. Todo lo que fuera del orden de las manifestaciones proviene de una única raíz, de esa irrepetible identidad.

Esta postura  parte de la idea que a) hay  una identidad b)  se puede dar cuenta de ella, en sus manifestaciones, su esencia, origen, c) es pasible de ser descubierta,  develada.

Tal proposición de la Antigüedad es retomada por el filósofo moderno Hegel, en el capítulo segundo del libro II de su Ciencia de la lógica, quien introduce  el principio de contradicción. Básicamente analiza la imposibilidad que A sea simultáneamente A y no- A. La oposición ingresa como variable necesaria en la relación de cada quien consigo mismo. Esto  implica un desdoblamiento,  un salirse de sí,   para que cada individuo pueda  expresar su identidad,  re-presen-tarse, re-flexionar-se. Identidad ligada  al movimiento ya que cada cosa o individuo se descentra  para expresarse, negar su aislamiento y lograr comprenderse a sí mismo en su retorno.

Esta suerte de tesoro escondido,  soldado a una tópica de la interioridad, ha regido durante siglos la Metafísica La identidad asociada a la sustancia, a lo único, lo original, lo auténtico;  sus mostraciones tales como el Sujeto, el Yo, la Conciencia, correlatos de la idea de Dios y de la grandilocuencia de sus atributos, ésta vez trasvasados al Hombre.

Más aun; la noción moderna de  Sujeto, se erige como modelo y medida, e inaugura las lógicas de la propiedad,  el lenguaje  representacional, reforzando dualidades en clave platónica, (lastres de antaño como original-copia, auténtico-falso, esencia-apariencia) jerarquías y valoraciones en los modos de concebir  lo viviente, lo humano, el mundo, la existencia,  a través de la devota  Fe en la Razón.

Difícil enseñanza  la de proponer  un recorrido posible en la  Historia de las Ideas sin caer en reduccionismos y afirmaciones conclusivas. Justamente,  porque la Historia, otro invento moderno,  se escribe en singular, en  mayúscula, rigiéndose  como obediencia debida  al principio de Autoridad y Linealidad.

Sea como fuere, prefiero ficcionar que siempre,  desde que el mundo es mundo, algún o alguna aguafiestas, viene a empañar la Celebración del Yo, y el Dogmatismo de las Versiones  Oficiales pretendidamente Verdaderas. Llámese Freud, Nietzsche, Lacan, Derrida, Deleuze, Foucault, Arendt, Beaviour, Zambrano. Y tantísimos otros/as  en este texto omitidos.
Si de revueltas, se trata, claro está  que los poetas, los artistas,  lo hicieron (y siguen haciéndolo) muchísimo antes que todos los mencionados/das (y omitidos): solo que les está vedado el  ingreso a la Academia. Si no, pregúntenle a Platón.

                                                                                                                                         4

                                                            la ficción consiste no en hacer  ver lo invisible
                                                                            sino en hacer ver hasta qué punto es invisible
                                                                             la invisibilidad de lo visible.  
                                                                                                                               Michel Foucault            
Retomo la puntualización de Ficción como inventum,  invención.
Ligado a la problemática de la identidad esta línea de sentido,   afirma  la construcción e invención de la identidad del individuo no como algo que le pertenece, sino como una emergente de la colisión cotidiana entre distintas fuerzas que atraviesan su experiencia diaria. ¿Es posible  dejar de ser los que somos para devenir en otros, que luego serán otros?

Desde fines del siglo XIX, algunos pensadores con Nietzsche  a la cabeza, si bien retoman el planteo hegeliano de  contradicción,  niegan la posibilidad que a través de ella, (la oposición) se descubra o desdoble la identidad. Las identidades, son abordadas en términos de  multiplicidades que continuamente se inventan y construyen a través de los diversos modos en que los individuos son atravesados por fuerzas diversas.

No hay identidades naturales, esenciales, originarias, sino tan sólo multiplicidades de experiencias y apariciones. Recurrir al planteo de  la identidad aristotélica y  hegeliana es valerse de  un concepto abstracto que construimos para ordenar, organizar y  coherentizar  una multiplicidad de experiencias singulares que no guardan una relación necesaria entre sí.

Hace pocos  días, se dio la consigna ligada a la cuestión de la identidad, en  un práctico de Gruposdos,  alentando en los alumnos/nas  las escrituras de sí. Puntualmente se pidió  que se presenten intentando responder a la pregunta ¿Quién soy?  Las respuestas fueron mayormente elaboraciones (por parte de cada uno/a), de relatos  lineales,  coherentes, ordenados, en ocasiones recurriendo a adjetivos (soy sociable, soy estudiosa, soy tímido).

Por supuesto, nadie  estaría dispuesto a ofrecer una narración de si, contradictoria.

No obstante,  desde la perspectiva que intento mostrar (identidad-inventum)  la construcción de identidades como un todo coherente es el resultado  de una invención,   construcciones incluso, de las que no somos  completamente artífices. Se trata del desenmascaramiento de aquella presunta identidad o naturaleza originaria.
Para uno de los maestros de la sospecha, Sigmund Freud, entre los numerosos dislocamientos de su propuesta teórica, está la de situar el Yo, (Introducción del Narcisismo, 1914)  no del lado del Sujeto, de lo que éste sabe de sí mismo, que era el  modo habitual en que la tradición lo venía planteando,  sino del lado del Objeto, objeto de amor. Un yo que lidia en  su condición de  inquilino cuando Freud  refiere que el Yo no es dueño de su propia casa, (El Yo y el Ello, 1923).
 Lo excéntrico del Yo, fuera del centro, y la formulación de lo Inconsciente pateando el tablero de cualquier tentativa de unidad, interesa  tanto desde la psicopatología como  desde el desarrollo magistral que  Freud teoriza sobre la  cotidianeidad, donde múltiples personajes censuran,  hacen chistes o se equivocan. Lo inconsciente, esa experiencia de la extrañeza que hay un poder sobre nosotros.
Sigmund Freud toma de Friedrich Nietzsche, (otro de los Maestros de la Sospecha)  en Más allá del bien y del mal, la idea de lo incapturable del pensamiento, ya que  viene cuando él quiere, como se le antoja,  y no cuando yo quiero. Es  un falseamiento decir que el Sujeto Yo es la condición del predicado pienso. El yo según este filósofo alemán,  es un  artículo de fe, una  creencia. Y  el Sujeto,  una  ficción, categoría útil para darle lógica al mundo. 
Un recuerdo no me viene cuando me da la gana,  el Yo es impotente en relación a esto  como en la aparición de un pensamiento.
La unidad que se adscribe a la Conciencia,  a la manera kantiana, es ficción que encubre una multiplicidad de fuerzas. ¿Cuáles son estas fuerzas? el Cuerpo, para Nietzsche, no la Conciencia.
Sujeto, entonces, ligado al   devenir de estados diferentes;  una pluralidad de fuerzas conectado con el devenir del mundo y los otros.
La ficción del sujeto o del Yo, no es más que una máscara –un centro provisional– que se desplaza continuamente, poniendo en escena a un personaje u otro según las exigencias de las circunstancias.  Máscara y comportamientos que no proceden de ningún fondo,  sino de la superficie. Los “tipos” que representamos son solo algunas de nuestras infinitas posibilidades. Podemos crear otros muchos,  sin resignarnos al tedio de la repetición pasiva de lo ya conocido.
Verdad,   sustancias: ficciones que violentan deteniendo el torrente del  vivir, el devenir, sometiéndolos al concepto.  Nada dura; solo dura la fugacidad del  movimiento.
Respecto a la pregunta ¿Cómo conocer lo real si éste se escapa a cada momento? Nietzsche responderá que mediante la falsificación. El conocimiento falsea la realidad,  transforma engañosamente la corriente en el ser de cosas permanentes, que  subsisten en el cambio.
Finalmente, el Sujeto de la Modernidad hace girar el saber centrándolo en el hombre y la racionalidad. Desde el planteo que vengo desarrollando, el Sujeto como  efecto de múltiples procesos de subjetivación, se conecta con  el  concepto de devenir,  donde el antes y después se dan a la vez. Los acontecimientos expresan el devenir y se encarnan  en situaciones. Siempre hay algo del acontecimiento abierto a las actualizaciones, al cambio, a la mutación.
 Todo cambia en el acontecimiento y nosotros cambiamos en él, parafraseando a Giles Deleuze.
El pensamiento del acontecimiento señala un desplazamiento de la preeminencia de la lógica aristotélica. El juicio de atribución pertenece a la tradición aristotélica: sujeto + verbo ser + cualidad (“Yo soy sociable”).  Deleuze estudia el aporte de los estoicos quienes sostienen  que el mundo está constituido por acontecimientos y plantean una modalidad lógica diferente, una lógica del sentido. El predicado de una proposición no es la cualidad atribuible a un Sujeto, sino el acontecimiento pronunciado en la proposición: el predicado equivale a las relaciones, al acontecimiento, según este autor.
La subjetividad en tanto proceso/acontecimiento de subjetivación enriquece el concepto de modo de existencia. Los modos de subjetivación no remiten ni a la persona, ni al yo, sino a modos de pensar, de sentir, de actuar; a modos de existencia relacionales que cada quien efectúa en tanto ser en relación.
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“Mirándome al espejo, a solas, acabo por dudar de mi existencia e imaginarme,
viéndome como otro, que soy un sueño, un ente de ficción”.

“Sólo a solas, se sentía él; sólo a solas podía decirse a sí mismo, tal vez para

convencerse, ¡Yo soy yo!;  ante los demás, metido en la muchedumbre atareada y

distraída,  no se sentía él mismo.”

Fragmentos de Niebla, de Miguel Unamuno.
                                                                                                   Cintia Rolón, 2014.
                                                                                                           Cintia.rolon@yahoo.com.ar

ª El Falso Autostop, versión en PDF

                                                                                                                                                                        











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