“Creer
sin ser giles…”
“…tirarse la suerte entre gitanos…”
La historia se
encarga de contar las cosas como son,
mientras que el arte
se encarga de contarlas como podrían o deberían ser;
una se ocupa de lo
verdadero, la otra de lo verosímil.
Cirugía,
Sangrado y Transfusión
Una
intervención y /o instalación cuando “artefacto”,
(“dispositivo clínico artificial de contingencia”), intenta vincular a los inter-venidos de manera
transversal pero física, involucrando la presencia de los cuerpos como expedicionarios
actorales construyendo un minado campo teórico.
Montaje de un acontecimiento falsificado de la existencia,
de una vivencia experimental, una
dramaturgia paralela que pueda terminar
en afectaciones y cuestionamiento ostensible.
Se trata de “creer sin ser giles”, conmocionando
las presencias “reales”, haciendo
audible las ausencias de la ficción. Dimensiones
performaticas de los colectivos.
Pregunta la clínica: vamos a tirarnos
la suerte entre gitanos?
El estado de “simulacro”, va contaminando
y pulverizando la brumosa cotidianeidad hasta desintegrarla, para que emerja una nueva narración estética.
Lo clínica “piensa”?
Crítica “forma” de pensar-se, re-Flexión
poética, des-Pliegue de actos anticipatorios, de futuros devenires inéditos. Reparación discursiva del des-politizado.
·
Lo
clínico: “¿libertad bajo palabra? …
·
Re-Colección
de agenciamientos fragmentarios de lirismo y misterio?,…
·
“Estado
de ebriedad coral, a la deriva”?
·
Certezas
y falsedades conviviendo en un mismo tiempo dislocado, moneda de cambio entres
decisión y posibilidad?,…
Visto de cerca, ningún interrogante
es inmortal, componen y comportan madrigales de urgencia, (simultaneidades y superposiciones
polifónicas de textos todos diferentes).
Intervenciones e instalaciones clínicas
cuestionan los estados de reposo de los
modelos aceptados como mayoritarios, toda vez que introducen “ experiencias preguntantes”
, provocan temblores, colapsos sísmicos, en la comodidad de las representaciones inmovilizadas: devienen
minoritarios.
Lo
clínico busca el estallido, crujido y despliegue
de potencias y referencias violentadas por la pura intensidad. Propuesta de riesgocidades performaticas,
para una estética de la ocasión. Una
turbia pero necesaria “peligrosidad”.
Intervención clínica supone una
acción política, entendida como potente instrumento de fuga y bifurcación
discursiva, en las condiciones de producción de subjetividad.
Lo clínico interviene velocidades colapsadas,
deambulando por la difusa zona de lo “entre” teatralidades, ambigua línea de
partida anti-preposicional, que algunas llaman “umbral mínimo de ficción”.
Lo clínico fricciona la sintaxis del
acontecimiento, provoca deconstrucción
gramatical, revoltijo lingüístico para barajar y dar de nuevo, zambulle el alfabeto
dentro del cubilete y lo lanza con su
“no azar” sobre el tapete inmanente,-“Scrabble”- en eterno comienzo narrativo-.
Lo clínico, elastiza lo textual,
compone un terreno de experimentación, un “campo con niebla” lúdico donde
indagar poética. Tensionando la literalidad de lo cotidiano, deja aparecer las
rugosidades de lo rítmico, la premura de las velocidades y las coloraturas de
las tonalidades, creando un espaciamiento imaginario mayor. Se trata de
explorar la perspectiva de la saturación, los confines de las intensidades, del
estiramiento de una búsqueda, que busca
sin “necesidad” de reconocimiento, investigación de contingencia por el solo encuentro.
Lo clínico trans-Forma cuando propone
la pregunta ¿cuál es el tema
interceptado? diferenciándolo de situación o conflicto (conflicto arbóreo?,
campo de problemáticas rizomatico?), funda territorios que explotan de
posibilidades e in-con-formidades.
Lo clínico, anuncia déficit, lo que
hace carencia, lo presenta en superficie periodísticamente, haciendo correr la
noticia por los intersticios de sibilinos
corrillos, pone en pantalla penurias, estado de pestilencia de resolución
necesaria. Muestra a la maquina en el
interior de su desperfecto, interroga si debe esperar la intervención de
mecánicos y reparaciones, en tanto no deja de aturdir con el ostinato de los
ruidos por el raro funcionamiento.
Lo clínico, distribuye “magnética
electricidad”, usina posibilitadora de energía, con la cual pone en
funcionamiento aquello que quedo detenido, apagado, u oscurecido en tenebrosa penumbra.
Lo emotivo adviene cuando la movilidad electrocuta
a los cuerpos con su llegada.
Lo clínico: acciona emancipación, des-sujeción
de potencias, y problemáticas, paralizadas, encadenadas a un subsidiado estado de
esclavitud por la cultura de la cotidianeidad y el sentido común. Procedimiento
insistidor para des-anudar, des-enlazar, aquello que silenciado o amordazado
pugna por hacer presión.
“Anonimar” los cuerpos, “amistar”
las lenguas…desmontar certezas en búsqueda de lo incierto, “sufrir, amar,
partir y al fin andar sin pensamientos, perfumados de naranjos en flor”.
Clíniquear: bisturí cortante sobre
el cuerpo de la subjetividad:
Cirugía, Sangrado y Transfusión.
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