jueves, 8 de mayo de 2014

Creer sin ser giles…”
 “…tirarse la suerte entre gitanos…”
                                              
La historia se encarga de contar las cosas como son,
mientras que el arte se encarga de contarlas como podrían o deberían ser;
una se ocupa de lo verdadero, la otra de lo verosímil.

Cirugía, Sangrado y Transfusión 
        Una  intervención y /o instalación cuando “artefacto”, (“dispositivo clínico artificial de contingencia”),  intenta vincular a los inter-venidos de manera transversal pero física, involucrando la presencia de los cuerpos como expedicionarios actorales construyendo un minado campo teórico.
            Montaje de un  acontecimiento falsificado de la existencia, de una vivencia experimental,  una dramaturgia  paralela que pueda terminar en afectaciones y cuestionamiento ostensible.  
            Se trata de “creer sin ser giles”, conmocionando las  presencias “reales”, haciendo audible las ausencias de la ficción.  Dimensiones performaticas de los colectivos.
            Pregunta la clínica: vamos a tirarnos la suerte entre gitanos?
            El estado de “simulacro”, va contaminando y pulverizando la brumosa cotidianeidad hasta desintegrarla,  para que emerja  una nueva narración estética.
            Lo  clínica “piensa”?
            Crítica “forma” de pensar-se, re-Flexión poética, des-Pliegue de actos anticipatorios, de  futuros devenires inéditos.  Reparación discursiva del  des-politizado.
·         Lo clínico: “¿libertad bajo palabra? …
·         Re-Colección de agenciamientos fragmentarios de lirismo y misterio?,…
·         “Estado de ebriedad coral, a la deriva”?
·         Certezas y falsedades conviviendo en un mismo tiempo dislocado, moneda de cambio entres decisión y posibilidad?,…
            Visto de cerca, ningún interrogante es inmortal, componen y comportan madrigales de urgencia, (simultaneidades y superposiciones polifónicas de textos todos diferentes).
            Intervenciones e instalaciones clínicas cuestionan los  estados de reposo de los modelos aceptados como mayoritarios, toda vez que introducen “ experiencias preguntantes” , provocan temblores, colapsos sísmicos, en la comodidad de las  representaciones inmovilizadas: devienen minoritarios.
                        Lo clínico  busca el estallido, crujido y despliegue de potencias y referencias violentadas por la  pura intensidad. Propuesta de riesgocidades performaticas, para una  estética de la ocasión. Una turbia pero  necesaria “peligrosidad”.
            Intervención clínica supone una acción política, entendida como potente instrumento de fuga y bifurcación discursiva, en las condiciones de producción de subjetividad.
            Lo clínico interviene velocidades colapsadas, deambulando por  la difusa zona de lo  “entre” teatralidades, ambigua línea de partida anti-preposicional, que algunas llaman “umbral mínimo de ficción”.
            Lo clínico fricciona la sintaxis del acontecimiento, provoca  deconstrucción gramatical, revoltijo lingüístico para barajar y dar de nuevo, zambulle el alfabeto dentro del  cubilete y lo lanza con su “no azar” sobre el tapete inmanente,-“Scrabble”- en eterno comienzo narrativo-.
            Lo clínico, elastiza lo textual, compone un terreno de experimentación, un “campo con niebla” lúdico donde indagar poética. Tensionando la literalidad de lo cotidiano, deja aparecer las rugosidades de lo rítmico, la premura de las velocidades y las coloraturas de las tonalidades, creando un espaciamiento imaginario mayor. Se trata de explorar la perspectiva de la saturación, los confines de las intensidades, del estiramiento de  una búsqueda, que busca sin “necesidad” de reconocimiento, investigación de contingencia por el solo encuentro.
            Lo clínico trans-Forma cuando propone  la pregunta ¿cuál es el tema interceptado? diferenciándolo de situación o conflicto (conflicto arbóreo?, campo de problemáticas rizomatico?),   funda territorios que explotan de posibilidades e in-con-formidades.
            Lo clínico, anuncia déficit, lo que hace carencia, lo presenta en superficie periodísticamente, haciendo correr la noticia por los intersticios de  sibilinos corrillos, pone en pantalla penurias, estado de pestilencia de resolución necesaria. Muestra a la maquina en el interior de su desperfecto, interroga si debe esperar la intervención de mecánicos y reparaciones, en tanto no deja de aturdir con el ostinato de los ruidos por el  raro funcionamiento.
            Lo clínico, distribuye “magnética electricidad”, usina posibilitadora de energía, con la cual pone en funcionamiento aquello que quedo detenido, apagado, u oscurecido en tenebrosa penumbra. Lo emotivo adviene cuando la movilidad  electrocuta a los cuerpos con su llegada.
            Lo clínico: acciona emancipación, des-sujeción de potencias, y problemáticas, paralizadas,   encadenadas a un subsidiado estado de esclavitud por la cultura de la cotidianeidad y el sentido común. Procedimiento insistidor para des-anudar, des-enlazar, aquello que silenciado o amordazado pugna por hacer presión.
            “Anonimar” los cuerpos, “amistar” las lenguas…desmontar certezas en búsqueda de lo incierto, “sufrir, amar, partir y al fin andar sin pensamientos, perfumados de naranjos en flor”.
            Clíniquear: bisturí cortante sobre el cuerpo de la subjetividad:
Cirugía, Sangrado y Transfusión.



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